La pasada semana todos los grupos de primero de bachillerato visitaron el monasterio de San Millán de la Cogolla, concretamente el de abajo, llamado “de Yuso”. Este monasterio, construido entre los s. XVI y XVII, se levantó sobre uno anterior del s. XI. Tiene un gran valor arquitectónico y simbólico, pues en este complejo aparecieron los primeros testimonios en lengua castellana: las glosas emilianenses, prueba de que ya se hablaba una lengua romance distinta del latín.
El monasterio estuvo abandonado durante más de 40 años tras la desamortización de Mendizábal en el XIX pero, a pesar de ello, posee una de las cuatro únicas colecciones completas de cantorales, con un curioso sistema de aireación que los mantuvo libres de humedad e insectos. Aquí se conservan los restos del santo ermitaño que da nombre al monasterio, en una arqueta de plata expoliada durante la invasión napoleónica. Por suerte los soldados no dieron valor a las magníficas placas de marfil tallado que la recubren y, aunque algunas acabaron en otros museos del mundo, la mayoría se pueden contemplar aquí.
Además realizamos un taller de escritura medieval: cada alumno pudo llevarse una letra capital diseñada por sí mismo, hecha con los instrumentos y materiales que usaban los monjes copistas desde los lejanos tiempos de Gonzalo de Berceo.

¡Una experiencia para repetir!



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