La pasada semana todos los grupos de bachillerato visitaron el complejo de San Millán de la Cogolla, con los monasterios de Suso y Yuso. El de arriba (Suso) presenta restos de los estilos arquitectónicos más diversos: visigótico, mozárabe y románico. En el atrio descansan los cuerpos decapitados de los siete infantes de Lara, su tutor Nuño, y el de tres reinas navarras. Se construyó en torno a las cuevas donde vivían, rezaban y eran sepultados los eremitas, entre otros S. Millán, en una de las cuales se conserva el altar más antiguo de la Península. También aquí estuvo el scriptorium medieval más importante de la época (lugar donde los monjes amanuenses copiaban e ilustraban los libros sobre pergamino). Y es el lugar donde se escribieron las glosas emilianenses, primer ejemplo de un texto escrito en romance castellano, en el s. XI.
El monasterio de abajo (Yuso) es asimismo de gran valor. Posee una de las cuatro únicas colecciones completas de cantorales, con un curioso sistema de aireación que los mantenía libres de humedad e insectos. Aquí se conservan los restos del santo, en una arqueta de plata expoliada durante la invasión napoleónica. Por suerte los soldados no dieron valor a las magníficas placas de marfil tallado que la recubren y, aunque algunas acabaron en otros museos del mundo, la mayoría se pueden contemplar aquí. Por último, realizamos un taller de escritura medieval: cada alumno pudo llevarse una letra capital diseñada por sí mismo, hecha con los instrumentos y materiales que usaban los monjes.
¡Una experiencia para repetir!
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