La nueva realidad de este curso escolar es compleja y extraña. Nadie certifica al 100% que no haya contagios; eso sí, se minimizan las posibilidades gracias a los protocolos diseñados por los departamentos de educación, perfeccionados en cada centro escolar y la profesionalidad de todos y cada uno de los docentes que aportan mucho más que conocimientos a todos sus alumnos. https://cadenaser.com/programa/2020/09/08/la_ventana/1599570673_706355.html.
Ante tanta noticia monotemática y sumamente repetitiva muchos viven aterrados. El miedo oprime y el estrés provoca salidas constantes de adrenalina que a medio plazo genera, entre otras cosas, un terreno interno propicio para la inmunosupresión. ¡No a todos les afecta igual la situación! Pero cada vez hay más pacientes que requieren ayuda psicológica para afrontar esta ETAPA COVID que será larga en el tiempo.

Es importante cumplir con la normativa pero con tranquilidad, pensar en positivo que ello favorece la síntesis de serotonina, comer mejor para asegurar una óptima micronutrición celular, realizar ejercicio con frecuencia a intensidad moderada pues todavía no existe un fármaco que supere los beneficios que aporta, aumentar el contacto con la Naturaleza pues las endorfinas que produce son curativas y la vitamina D que nos aporta refuerza la inmunidad, gestionar el estrés a través de técnicas de meditación, yoga o lecturas adecuadas, controlar el sobrepeso evitando el picoteo constante, ver la tele lo menos posible y no darle vueltas a algo que no está en nuestra mano. No debemos focalizar la atención sólo en lo negativo. Esperemos poco a poco ver cómo avanza el nuevo curso y cumplamos con las medidas pactadas. No hay más.

¿Cómo serán las nuevas clases? Pues en principio más cortas. En el caso de la Educación Física, entre el desplazamiento al pabellón o lugar de prácticas, el control de limpieza de manos, la entrada a vestuarios en grupos reducidos, el respeto de las medidas de seguridad, el uso de mascarillas en parte de la sesión en que la intensidad del ejercicio sea baja y donde no pueda respetarse el distanciamiento pactado, las incertidumbres en varias de las actividades programadas, las llamadas de atención constantes por el incumplimiento de algunas normas, la prohibición de muchos gestos que antes eran naturales, la coincidencia de varios grupos en el mismo pabellón y a la misma hora, la desinfección final de todo lo tocado y un sinfín de inconvenientes más, con suerte las clases se quedarán en 25 minutos. ¡Una locura! ¿Y cómo serán los exámenes de evaluación? Distintos a los realizados hasta ahora… https://www.youtube.com/watch?v=K-zEF9r-g6c. https://www.youtube.com/watch?v=aVbR2ipRmSw. No queda otra que adaptarse a esta “nueva extraña realidad” y los profesores de Educación Física que somos muy camaleónicos ya daremos solución a lo que vaya surgiendo; siempre transmitiendo seguridad.
La asignatura de Educación Física cobra más importancia que nunca en estos delicados momentos, ya que educa en hábitos saludables que son los que mejoran la inmunidad y trata de enfocar sus contenidos principales en el desarrollo de la psicomotricidad, la higiene postural, la mejora de las cualidades físicas, el respeto, el compromiso, el trabajo de la autoestima y la confianza, el aprendizaje de una alimentación que potencie el rendimiento, el uso del juego como parte esencial del desarrollo, controlando (en estos momentos) la espontaneidad en sus interacciones y cuál es el camino hacia una forma de vida más activa. Esto cada vez es más importante en una sociedad muy sedentaria, repleta de estrés, que abusa de los juegos online y encaminada a malos hábitos nutricionales.
En esta “Pirámide para ser eficaz en los estudios” destaco los aspectos más relevantes que afectan al rendimiento académico. En la base de la Pirámide están, desde mi punto de vista, los elementos de mayor importancia y, a medida que ascendemos, se encuentran otros que, aunque menos transcendentes, cobran especial interés y deben ser tenidos en cuenta por alumnos, padres y educadores a la hora de fomentar la eficacia en el estudio.

¿Cuál es el mayor problema del bajo rendimiento académico? La falta de motivación. Y éste debe ser el primer aspecto a trabajar. ¿Cómo? Mostrando empatía, actitud positiva y transmitiendo paz. Hay que hacer ver al alumno que su futuro, en parte, va a depender del trabajo de estos años iniciales de estudio y que, si hay desmotivación, difícilmente se podrá avanzar en el complicado y largo proceso de enseñanza-aprendizaje y en el desarrollo de capacidades cognitivas. Sin motivación apenas hay comprensión, el aprendizaje es pobre y los resultados posiblemente negativos. Es, sin lugar a dudas, el eslabón más importante de esta Pirámide.
El futuro es incierto y es fácil intuir que habrá contagios tanto en las escuelas como en todos los sitios, es lo que hay. Ya en España se han superado con creces el medio millón de casos positivos y está claro que la tendencia seguirá al alza, aunque la gravedad es menor que al inicio de la pandemia. Algunos colegios cerrarán temporalmente ante nuevos contagios, pero lo que tengo claro es que las clases han de ser presenciales y que la escuela es un lugar “seguro” dadas las medidas tomadas. Aun así no hay una fiabilidad 100% en ningún lugar, repito, en ninguno, quizá en una cueva a 200 metros de profundidad.

Cientos de familias están preocupadas en esta etapa de tanta incertidumbre por si en “todo momento” se respetarán las distancias de seguridad. De si sus hijos se van a contagiar, de si no será mejor esperar unas semanas más, de si mantener en sus hijos una mascarilla más de seis horas seguidas durante meses provocará enfermedades derivadas de la hipoxia, del miedo con el que van algunos a la escuela provocado por la inseguridad que han mostrado quienes nos dirigen, la traca constante de los medios informativos y el negativismo percibido en su entorno, de la desconfianza que transmite la sociedad culpabilizando a los jóvenes de todos los males, de los grupos de profesionales de la salud que se posicionan en el lado contrario y “confunden” con sus reflexiones, en ocasiones razonables. En fin, que será un largo curso donde las patologías derivadas por el estrés, que son muchas, irán increscendo.
Pero este virus ha venido para quedarse, debemos ser conscientes y la necesidad de relación y formación es obligada, por lo que no queda otra que mirar hacia delante tratando de llevar una vida lo más “normal” posible siguiendo unos lógicos protocolos de seguridad.
La educación en hábitos es un pilar fundamental en cualquier etapa de la enseñanza, quizá la asignatura más importante para todo el alumnado y que de momento cojea en el currículum escolar. Transmitir con el ejemplo y el conocimiento son claves en el proceso de fijación de hábitos futuros. De ahí que ahora sea un buen momento para que cada materia incida en este aspecto y cada profesor trate de inculcar a su alumnado que un estilo de vida saludable repercute positivamente tanto en su pensamiento como en su nivel energético, en su composición corporal y en su inmunidad.
El pánico crónico genera inmunosupresión, te bloquea y no te permite “crecer”. Así que transmitamos seguridad quienes nos dedicamos a EDUCAR. Sabemos que debemos controlar al máximo de nuestras posibilidades la situación y que este virus hace más daño a personas de edad avanzada y con patologías como la diabetes, la hipertensión y la obesidad, que deja secuelas en el sistema muscular, circulatorio, respiratorio, olfatorio, nervioso e incluso cardiaco. De ahí la necesidad de cuidarse “un poco más” a través de: “ejercicio frecuente a intensidad moderada, contacto con la naturaleza, buena elección alimentaria, organización de la agenda escolar, más motivación en las actividades diarias, acostarse temprano, hidratarse con agua de forma constante, socializarse respetando las medidas de seguridad, quejarse menos, salud emocional, cumplimiento de lo pactado, ver poco la tele y pensar en positivo (una tarea no sencilla)”.
Estos son los mejores consejos que como educador daré a cada uno de los alumnos que tendré en este curso 2020-21. ¡Os recomiendo lo mismo a todos!

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