JAVIER ANGULO
Terminaron las vacaciones para una parte importante de la población y comenzó el curso académico 2020-2021 cargado de incertidumbre. La inquietud que reina en el ambiente en esta nueva etapa escolar con tanta normativa, información confusa y protocolos anticovid ha generado una situación de elevado estrés tanto en alumnos como en padres y profesores. Cientos de jóvenes se agolpan en sus centros escolares con mascarillas, “respetando” el distanciamiento pactado y parte de ellos con geles hidroalcohólicos y desinfectantes en sus mochilas. Pero nadie tiene claro el resultado a corto plazo por la alta posibilidad de nuevos rebrotes y cada día para muchos será una incógnita de si todo salió bien y llegaron “sanos” a casa. Ante cualquier sospecha de malestar, tos, moquera, fatiga o mareo a uno se le saltará la alarma de si se contagió y tendrá que quedarse en casa diez o quince días, avisar al médico, a los rastreadores, a los compañeros o simplemente esperará a que su malestar pase. Esto lo iremos viendo poco a poco.
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