A nosotras, deberían dejar de sentarnos en la mesa para tener una (para nada enriquecedora) charla con nuestro padre (sobretodo) respecto a porqué no podemos llevar la nueva minifalda que nos hemos comprado. Porque, total, años más tarde , nuestro novio ya se encargará de hacernos odiar esa falda mediante insultos como ¿por qué te vistes así si pareces una guarra?, ¿Quién quieres que te mire, si ya tienes novio?, y amenazas como te vuelves a poner eso y olvídate de mí con algún que otro golpe o “toque de atención”.
Deberíamos de dejar de ser nosotras las que estamos en esa mesa sentadas. Esa misma mesa en la que también hemos tenido charlas en comidas eternas, cariño, ten cuidado de con qué chico te juntas, no sabes de lo que es capaz de hacer . Deberíamos dejar de ser las que recibimos día tras día información sobre cosas que la mayoría de veces no dependen de nosotras.
Lo siento papá, pero no dependió de mí que ,aquella noche, ese hombre con un alma malvada se abalanzara sobre mi ebrio cuerpo. No dependió de mí que, aquella tarde, como cualquier otra, estando con mi novio viendo la televisión, le entraran deseos lascivos y no entendiera un NO por respuesta.
Lo siento papá, pero quizá debería ser mi hermano a quien deberías sentar en la mesa.
María Boix
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