Cada vez más personas buscan enfocarse en sí mismas, en su desarrollo personal y en alcanzar sus metas individuales sin tener cuenta las necesidades de los demás. Este enfoque individualista puede ser visto como una forma de libertad, ya que nos permite actuar según nuestras propias decisiones y preferencias.
En este contexto, la evasión se presenta como una manera de escaparse de las responsabilidades y compromisos sociales. Las personas buscan formas de evadirse de la realidad, ya sea a través de la adicción a las redes sociales, o a la búsqueda constante de distracciones.
La libertad, por su parte, es un concepto fundamental en cualquier sociedad democrática. Todos deberíamos tener el derecho y la posibilidad de expresarnos, tomar decisiones personales y perseguir nuestras metas individuales. Sin embargo, debe estar equilibrada con las responsabilidades sociales. Siempre debemos tener en cuenta las consecuencias de nuestras acciones y decisiones y cómo afectan a los demás.
En conclusión, estos tres conceptos claves del Romanticismo, están relacionados con la actualidad. El individualismo puede conducir a una falta de solidaridad y empatía hacia los demás, mientras que la evasión puede ser una forma de buscar la libertad personal, pero también puede ser el sistema de una sociedad desapegada de sus responsabilidades sociales. La libertad individual es fundamental, pero siempre debe estar equilibrada con la responsabilidad social.
En mi opinión, todos hemos o estamos pensando en un tema de estos. Por ejemplo, yo misma. En un período de mi vida evitaba ir al instituto por no entender el idioma, y porque estaba sola sin amigos y mis compañeros me hacían sentir que no pertenecía a aquel sitio y no tenía lugar con ellos. Todos los días me quedaba en la calle pasando frío. Prefería esto a ir a clase sin entender y sentirme no querida allí, y todo lo que hacía era quedarme sentada y escuchar música, pensando en mi existencia: ¿qué estoy haciendo aquí?, ¿por qué soy y estoy así? Y muchas otras preguntas que me hacían pensar mucho. A veces no sabía qué pasaba, si todo estaba bien. Pero yo sabía que no tengo suerte y todo lo que hago va mal, aunque me esfuerzo más de lo que puedo y muchos otros pensamientos negativos. Sin embargo, para mejorar hay que pensar positivamente, aunque a veces hay que pensar de las dos maneras y aceptar la realidad de lo que nos está pasando. Pensar en soluciones en vez de huir. Buscar distracciones no va a servir a nada, y solo perdemos tiempo. Por eso, para evitar caer en esto, hay que aceptar la realidad y pensar cómo mejorarla de manera sana y sin hacer daño a los demás.
Es decir; al igual que es bueno pensar en nosotros mismos, también lo es que quieras para los demás lo mismo que para ti. Y también puedes hacer lo que quieras con toda la libertad, pero siempre con límite y pensando en no hacer daño o influir negativamente a quienes te rodean.
Meriem Jada
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