Siempre he pensado que hay ciudades solitarias y que cuando vives allí te sientes como ellas. Sinceramente, nunca me he considerado una persona especialmente interesante. Me siento más bien ordinaria pero aquella mañana me sentía como ella, como esa ciudad en medio de nada.
Cuando amanece, sobre todo si las mañanas son húmedas y nadie se atreve a salir, suelo dar un paseo y esa húmeda, esa mañana, en esa oscura calle vi por primera vez algo que siempre será luz, será bonito, será un refugio en la tormenta, será, será, será será…¡ Como un espejo!. Después se fue y dejó una huella en mí. No le había hablado. No le había mirado directamente a la cara. No había llegado a conocerla, pero a pesar de eso, me impactó.
Después, mañana tras mañana la estuve buscando por las calles, por las calles de la ciudad, de la ciudad en medio de nada. Rebuscaba en cada esquina, en cada tienda, en cada rincón en el que yo sabía que había estado.
Y,un día temprano, la volví a ver, con su sonrisa interminable que el mismo sol envidiaba. Me acerqué, la saludé y pasó. Pasó de largo y todavía ahora, que han pasado ya bastantes años, la recuerdo. Recuerdo luz, recuerdo bondad, recuerdo el refugio en la tormenta, recuerdo… el espejo.
Porque siempre he pensado que hay ciudades solitarias, en las que soledad es una palabra fea entre un montón de palabras bonitas.
Jimena Gómez Criado
(Obra ganadora del concurso literario de relato breve, organizada por el Departamento de lengua y literatura, en el primer ciclo de ESO )
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