Dirigida con sensibilidad por Morten Tyldum, «El juego de la imitación» es una película que nos sumerge en la fascinante y trágica historia de Alan Turing, el genio matemático británico que desempeñó un papel crucial en la Segunda Guerra Mundial al descifrar el funcionamiento de la máquina Enigma, utilizada por los nazis para codificar sus mensajes. La película no solo narra los logros bélicos de Turing; también profundiza en la complejidad de su personalidad, sus luchas internas y en la represión sufrida por parte de una sociedad y unas leyes intolerantes.

Benedict Cumberbatch realiza una gran actuación en el papel de Alan Turing. Su interpretación, a la vez intensa y vulnerable, captura la excéntrica genialidad, la torpeza social y la profunda soledad de un hombre adelantado a su tiempo. Transmite muy bien la frustración de Turing ante la incomprensión de su entorno, así como la angustia que sufrió al ocultar su homosexualidad en país y una época en la que era considerada un crimen.
Keira Knightley encarna con solidez a Joan Clarke, inteligente criptoanalista que se convierte en aliada fundamental de Turing. Su personaje desafía las normas de género de aquella época, y aporta una valiosa perspectiva femenina a la narración. La dinámica entre ambos, Turing y Clarke, marcada por el respeto intelectual y una conexión especial, es uno de los puntos fuertes de la película.
El guión, firmado por Graham Moore, está basado en la biografía de Andrew Hodges, y equilibra hábilmente la tensión del trabajo de descifrado de mensajes con la exploración del mundo interior de Turing. Utiliza flashbacks de manera efectiva, revelando la infancia del protagonista y los eventos que moldearon su personalidad y su visión del mundo. Aunque se pueden advertir ciertas licencias dramáticas, el espíritu de la historia y la esencia del personaje de Turing se mantienen intactos.

La ambientación de la película entremezcla la atmósfera claustrofóbica de Bletchley Park con el contexto general de la guerra, generando una sensación de urgencia y otorgando dimensión a la magnitud de la tarea que enfrentaba el equipo de Turing. La banda sonora (Alexandre Desplat), sutil y emotiva, acompaña las situaciones de tensión y los momentos íntimos del protagonista.
La película podría haber profundizado algo más en las implicaciones éticas del trabajo de Turing y en las difíciles decisiones que tuvo que tomar junto con su equipo para priorizar y filtrar los mensajes alemanes a descifrar. Y aunque refleja la persecución que sufrió por su orientación sexual, se podría haber explorado con más detalle el devastador impacto y las terribles consecuencias que desencadenó. Sin embargo, tal vez hubiese perdido ese logrado equilibrio entre el trasfondo histórico de su trabajo y su vida personal.

Alan Turing
«El juego de la imitación» es una película que rinde homenaje a un héroe olvidado de la Segunda Guerra Mundial -se calcula que su trabajo acortó dos años el conflicto, y evitó la muerte de millones de personas-. A través de su narrativa absorbente y de unas grandes interpretaciones, nos recuerda la importancia de la diversidad y de la lucha contra la intolerancia, y resalta el valor incalculable de las mentes brillantes, incluso cuando no encajan en los moldes establecidos.
Raúl Urdaci Iriarte
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