
Hace muchos años, en un pueblo llamado Lekunberri vivía una anciana que era bruja y a la que solo le faltaba la escoba. Todas las mañanas se iba al bosque a buscar sus hierbas para hacer pócimas.
Un día los niños del pueblo se acercaron a su casa para ver lo que hacía, pues tenían mucha curiosidad. Uno de los niños se cayó en una trampa y gritó de dolor. La anciana salió al escuchar los gritos y todos los niños salieron corriendo asustados. Pero la bruja le ayudó, lo llevó a su casa y lo sentó en una silla; le lavó la herida y le puso gotas mágicas. El niño dejó de llorar y ya no estaba asustado.
Los demás niños se acercaron a la casa y vieron que la anciana había curado a su amigo. Se asomaron y se alegraron.
Desde entonces, ya no le llaman la bruja y cada tarde van a merendar a su casa.
Zachary Jiménez
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